Amor en Paris

El amor en París,
una primer viaje,
huimos del país,
lejos en un embarque.

Un paseo por la torre,
una noche maravillosa,
mas no hay que me asombre,
que esta vida gozosa.

Una copa de vino,
un oui y un merci,
sal del metro vamos a irnos,
ven, ven, ven, dime que sí.

Absurdo

Un tipo absurdo,
una bolsa extraña,
un mal saludo
una repentina migraña

Un día nublado
pensamiento oculto
salida del estado
este año sin cupo.

Leyes sin sentido,
un pan duro de circo,
ya estamos muy metidos.

Bip Bop

Aquí estoy cayendo de nuevo por la orilla,
soñando solo contigo dudando de lo nuevo,
preguntándome si fue verdadero y en vida.

De pronto aparecerás por primera vez,
tal vez por segunda o tercera vez,
vuelan los instrumentos,
y vuelvo a caer, caer, caer.

Ya no hay edificios,
solo bases pequeñitas,
pedestales de mira lejos,
bip bop, hacen las maquinitas

Dos

Antes la sal siempre salía del mismo bote, al mismo salero a los mismos guisos. Ahora todo ha cambiado, hay de vez en cuando flores frescas en la mesa, y el platillo que llegará a la mesa probablemente no se parecerá al anterior. Del pollo en azafrán, al soufflé para cenar, del te Lipton de comida rápida, a las hojas de chocolate con té negro marrón. En nuestra pequeña tienda el amor se hace fresco cada día. Solo para alterar a la cultura de alrededor y hacer que se molesten unos cuantos encargados del aparador.

¿Cuánto de peso has subido? ¿Cuánto refresco toman? ¿Cómo pagaron la cesárea? ¿Qué hacen cuando están enfermos? ¿De que tamaño es su televisión? ¿Cómo encontraron este lugar? ¿Por qué comen así? ¿Cuánto dinero deben de su carro? ¿Por qué no usan zapatos adentro de la casa? ¿No toman leche? ¿El niño no comer carne?

Lo primero que las personas deben de entender cuando entran a nuestra casa, es que están cruzando un umbral hacia otra dimensión, donde las reglas convencionales no aplican. Donde la norma se desafía y lo singular es elaborado.

¿Nos hemos salido del juego? ¿Acaso hemos perdido ya? Carecemos del automóvil del status, la tv y la bolsa actualmente popular. ¿Cómo nos atrevemos nosotros en una sociedad capitalista y socialmente presurizada para adquirir las cosas que nos promediaran como ciudadanos de cultura media a renegar de lo que debemos de comprar? Donde están mis modales que he olvidado las comillas en “debemos” de comprar.

Por mil razones soy el hombre de la locura, que encuentra algo diferente y sale de la bañera gritando ¡Eureka! ¡Eureka! chorreando agua desde la bañera hasta el patio de enfrente. El hombre de la tierra redonda que ha encontrado a una persona que está dispuesta a escuchar, dispuesta a compartir.

Gracias por compartir esta locura de vivir conmigo, un año y otro más.