Sus Primeros Pasos

El es mi hijo pequeñito,
quien cuido destde antes de nacer,
tiene oscuros sus ojitos,
por que mi hermana su mama ha de ser.

Yo lo ayude a dar sus primeros pasos,
y “Papa” fue lo primero que me dijo,
le enseñe en Frances a contar los patos,
y a cantar canciones y repetir dichos.

Antes estaba conmigo todo el tiempo,
ahora de vez en cuando lo veo,
ahora dice “Me llamo Leo”,
y es cada dia mas inquieto.

Los Pasos I

Apresuro el paso para no quedarse atras,
sus ropas negras se confundian en la noche,
solo un par de horas, solo un par para llegar.

Los lobos en jauria la seguian a la distancia,
los buhos torcian sus cuellos para verla pasar,
su mano descansaba en la daga traida de Asia,
caeria peleando si su final habria de encontrar.

“Vuelve por la senda del bosque”,
la voz de su amado resono en su cabeza,
llego a una orilla del rio, encontro un entronque,
que camino tomar? decision que pesa.

Los arboles todos parecidos y retorcidos,
parecian burlarse de su determinacion,
estiraban sus ramas para tocarle tus vestidos,
y ella se encogia sin ninguna razon.

Siguio el camino del rio hasta el alba,
cuando las creaturas despertaron,
los lobos durmieron y dejaron la caza.

Llego hasta la cascada y vio al pie de ella,
un hombre que con interes la miraba,
no podia rostro por sus ropas negras,
solo vio una espada que aquel empuñaba.

El temor de apodero de ella,
empezo a correr hacia el bosque,
a perderse por alguna senda.

El extraño uso su fuerza inhumana,
para en unos instantes llegar a la cima,
y divisarla desde la cascada.

Sus sentidos afilados como depredador,
siguio su olor hasta dar con su presa.

Fingio no saber donde estaba,
mientras ella tamblaba tras un arbol,
le dio un momento des esperanza,
luego la tomo por los brazos a su lado.

Sus ojos sienciosamente pidieron auxilio,
mientras que el cabello negro le tapaba la cara,
“Lo he visto, mañana mismo no estaras vivo”,
los ojos de su atacante brillaron por la profecia entregada.

“Que suerte la mia”,
en este mundo perdido,
encontre una adivina.

Oigo Tus Pasos

Tal vez un trastorno del corazón,
pero no un cambio de personalidad,
quizá es el tren en la estación,
que me lleve a tu familiaridad.

Entre fotos de lágrimas,
escondes una que nadie ve,
una en la que sonreías,
en la cámara tu sonrisa sin querer.

Pasas el tiempo pidiendo perdón,
para decir que no eres tu,
la que odia con fervor,
no tus labios que dicen apaga la luz.

El pasillo esta vacío,
oigo tus pasos,
¿a donde vas en silencio?,
boca cerrada, abres los ojos.

No más lágrimas amiga,
que nos tienes a nosotros,
lejos, casi en otra galaxia,
pero te escuchamos todos.

Para Florencia “Sen” Sartirana