Corazón,
Me siento solo en estos momentos. No te imaginas mi pena de que el amor de mi vida dude tanto de mi. Pareciera que me acaba de conocer. Como si no contara para nada todos los momentos que he estado con ella, lo que le he entregado y lo que he demostrado. Me pregunta por la verdad, se la digo, se rehúsa a creerme. Había acordado con ella que cuando estemos enojados me diría “Te amo, pero estoy muy enojada, hablamos luego”, pero creo que lo olvido. Me ama pero está tan molesta que no me lo quiere hacer saber. Esta tan ocupada escuchándose a sí misma que no quiere escucharme, entonces corazón para que le digo palabras si solo esperara a que termine para colgarme?
No le importa mi salud. Sé que no llamara ni hoy, ni mañana y probablemente no querrá hacerlo tampoco el Viernes.
Concentrarme en la clase hoy fue inútil. Solo estaba pensando en escribirte corazón. Porque a nadie le importa cómo me siento, pero tu gentil que eres, para guardar mis palabras me escuchas sin juzgarme.
No sé qué voy a hacer, no me sirve de nada pedir ayuda porque solamente me van a insultar y decirme que tengo la culpa, y si, la tengo, porque no me cree que no lo hice para lastimarla? Acaso anteriormente he disfrutado haciéndola sufrir?, de repente soy un sádico? No lo soy, yo lo sé y al parecer nadie más. Ayer me senté con mi conciencia y si me confirmo que tengo la culpa sin duda, pero no soy Lucifer encarnado.
Todavía me siento solo.
Con quien hablo ahora? Con mi abuelito? Se lo llevo Dios, Con mi primo? Se lo llevo Dios. Mis amistades? Solo empeoraría las cosas.
Hola Dios.
Te acuerdas de mí?
Soy el que ha estado estudiando lo que escribiste, si, el de los libros de apologética, teología y demás.
Si ya se las reglas, ante de que me digas que no hay nada que puedas hacer por el libre albedrio.
Pero tú sabes todo, todito. Lo que ella ahorita duda de mi tu sabes.
He cumplido con la promesa que te hice, nada de alcohol, nada de cigarro nada de nada. Yo sé que es una herejía casi pedirte algo a cambio porque si lo estoy haciendo por mi bien, pero más que nada lo estoy haciendo por el bien de la familia que quiero formar. Espero me ayudes a tener paciencia y prudencia para averiguar qué otras cosas necesito cambiar para formar la familia que quiero.
No me gusta que nadie me juzgue, solamente Tu puedes. Una calificación, una señal (perdona el cliché), una nota en un papel. Dime cómo voy, siento que tengo 99 preguntas bien y por una respuesta que puse mal tengo un cero en el examen. Háblame Tu, nadie más me habla.
Que hago si Tú también estas molesto conmigo? Si ya sabes cuánto la amo, cuanto he cambiado y que ya soy cliente frecuente del banco de la paciencia que Tú tienes. Por favor dime que no es real esta política de “Comete un error y ya no vales nada como persona”.
Ven conmigo, acompáñame a trabajar, me siento solo, con soledad comeré, con soledad dormiré y con soledad despertare.