Soy yo el remitente,
de este poema de amor,
soy el que te entiende,
y esta contigo hoy.
En la iglesia no hay gente,
solo María y un señor,
son casi las siete,
ya mero cierran ya me voy.
Una venda del gabinete,
sobre mi rodilla ayudó,
a poder hacerle frente,
a este pequeño dolor.