Temprano amanecí pensando en ti,
tal es mi deseo de verte,
que te soñe mil veces cuando dormí.
Un gran desayuno para un viernes,
lo que me espera es largo,
habla raro y muy lento viene.
Una siesta vespertina,
me desperté por casualidad,
justo para la junta llegar,
Dios lo hizo fue su bondad.
Reunión pequeñita y sin dolor,
fui serio para terminar,
en este mismo siglo y civilización.