Dejemos que los perros duerman,
ellos no saben que pensamos,
lo que nos agobia y nos estresa,
lo que nos inquieta, lo que anhelamos.
La vida es solo jugar, comer y esperar,
mirar con curiosidad las cosas,
no tener miedo y la adversidad sobrellevar.
Nosotros tenemos ese don maldito,
el de meditar y reflexionar,
que nos bombardea con imágenes y dichos,
y otro detestable poster motivacional.