Desperté muy temprano y me vestí,
llegué de nuevo a la escuela,
y sentí que nunca me fuí.
Siento una abeja en mi cabeza,
que me zumba que debo dormir,
veo la pantalla y no hay letras,
ya nada puedo distinguir.
Es hora de ir al mandado,
el aire me desgarra,
casi me lleva y deja tirado.
Viento no me vuelques no,
que con mi amada he de regresar,
no insistas en lanzarme hoy,
que con fuerza he de aguantar.
Decidí no comer afuera,
mejor me puse la de chef,
solo falto que vinieras,
para juntos los dos comer.