Los segundos antes del anochecer,
cada uno cuenta y suspira,
vivimos o esperamos otra vez,
como racimos de una huerta crecer.
No derrochemos los conteos,
peleando o cercanos y lejos,
estoy aquí respirando tu aire,
por ti vivo y disfruto estrecharte.
Un día el príncipe rondara solo,
este castillo sin más de nosotros,
estarás en sus jardines,
y espero estar en sus notas.
Un reloj invisible cargan todos,
no sé cuánto tiempo albergan otros,
para compartir un último festín,
antes del anochecer el fin.