Como el cielo me mira que te escribo,
yo lo miro de vuelta al divino,
y me alegra que sea testigo.
Entre libros me pierdo y sigo,
la escencia de mi literatura oculta,
como un ciego mendigo.
Un ocultismo romantico y vivido,
que enardecidas penas profetiza,
que antes del amanecer se habran escrito.
Un romance en blanco y negro,
que antes de lo claro habra nacido,
para eclipsar la verdad el fuego.
Los estantes me piden a gritos,
“Escribela ya! que esperamos!”,
no desesperen mis niños,
tarde o temprano la pondre en sus manos.