Treinta y siete

Los meses pasaron de ser agua a ser gel,
pues ya lo ves ayer nos hacíamos novios,
y hoy pronto seras mi mujer.

Pronto me adueño de tus temores,
de tus encantos de tus emociones,
de tu delicadeza y tu sencillez.

Pronto tus ángeles y mis demonios,
mis luces y tus sombras,
tus desiertos y mis arroyos,
dormirán bajo la misma colcha.