Tus ojos dos almendras redonditas,
tus labios petalos rosas enmielados,
tus manos dos alondras benditas,
tus cabellos algas del mar salado.
Tu cuerpo reflejo de Venus,
tu cadencia un regalo del cielo,
tu sonrisa un relampago de Zeus,
tu estocada una gracia y talento.
Tu risa una sinfonia acapela,
tu suspiro el perfume de cupido,
tu prudencia monumento a la cautela,
tu cariño a Dios mismo un camino.