Desperté con la voz de tu niña,
mis pensamientos aún lentos,
una nube de Morfeo tejían.
Me advirtió que nadie la atendía,
estaba sola en estos momentos,
que tú no la acompañabas ese día.
Me puse los lentes a toda prisa,
me despedí de todos primero,
y recorrí rápido todas las vías.
Sé cuanto la amas y la miras,
sé que hasta le haces celo,
sé que todo por ella harías.
Llegue agitado en una pieza,
ya me esperaba su sonrisa,
pequeña niña traviesa.