Breve

Hotel de cinco estrellas,
regalame unas velas,
para que venga ella,
y entre romance la vea.

La llevare hoy de compras,
para que se vuelva loca,
una cuadra tras otra,
zapatos, vestidos y moda.

Una entrevista breve,
entre geeks me encuentren,
casi son como duendes,
que fodongos hacen y venden.

Baje en el metro a la estatua,
los locales me asesoran,
me dicen “Ahí te bajas”,
y llego con buena hora.

Recuerdos de mi padre,
que anduvo conmigo,
cuando quiso pasearme,
cuando estuvo mi abuelito.

Andaba de compras cuando llamaste,
iba a preguntarte tu talla,
pero solo pude congelado quedarme.

Es un dolor familiar,
que ya dos veces he vivido,
como quería a ti llegar,
yo en el otro lado del mundo.

El resto del día es un borrón,
ruidos superfluos y desatinados,
un taxi, una maleta, un camión.

Haciendo fila para la avión,
quedándome atorado en Chicago,
Dios les de resignación,
y a el Jesús lo halla encontrado.